LA QUE SE AVECINA

En una muestra más de la aconfesionalidad de esta España eterna, 800 colegios e institutos públicos madrileños se convertirán este agosto en improvisados albergues para los miles de peregrinos que se esperan por la visita del Papa

Volverán las trágicas sotanas / los destinos de España a gobernar, / pero éstos de libertad, tímidos aires, / éstos, seguro, ya no volverán.

Su Eminencia el Cardenal don Antonio María Rouco Varela, con el beneplácito del Gobierno más cobarde que hemos tenido en España en los últimos siglos, ha "requisado" los Colegios Públicos de Madrid para adecuarlos como albergues durante la visita de Herr Ratzinger con ocasión de la Reunión Mundial de la Juventud; no contento con eso, ha decidido por decreto que "los conserjes no cogerán vacaciones en el mes de agosto", unos trabajadores cuyos sueldos pagamos nosotros vía impuestos: todo un gesto de caridad y humildad cristianas.

¿Para qué sirve entonces el Artículo 16 de la ignorada Constitución, que establece claramente que "ninguna confesión tendrá carácter estatal? Algo huele a podrido, y no en Dinamarca.

Mientras en España hay casi 5.000.000 de parados, se recortan los sueldos, se congelan (más bien hibernan) las pensiones, se despide personal a diario, etc., nos vamos a gastar unos milloncejos de euros de nada en que el Jefe Espiritual de la Santa, Católica, Apostólica y Romana Iglesia celebre un guateque que muy bien podría hacer en El vaticano, con lo que se ahorraría un pesado viaje. Ya es casualidad (¿o no?) de que la tan cacareada Ley de Libertad Religiosa que se iba a llevar al Parlamento, donde dicen que "reside la soberanía del pueblo" (?), ha sido retirada tres veces tras unas "oportunas" entrevistas del señor Presidente del Gobierno con Herr Ratzinger; ¿casualidad o "tirón de orejas"?

¿Ahora no dice el "Pontifex Summus" que en este país tenemos un "laicismo radical"? ¿Es ahora, por arte de birlibirloque cuando España es el lugar ideal para esta magna concentración? Me temo que el triunfo del PP, partido confesional, aunque "oficiosamente", ha dado alas al sector más cavernario de la Santa Madre para enseñar su verdadero rostro. Miedo me da al pensar lo que puede ocurrir tras el triunfo del Partido Popular en las elecciones generales y esté el señor Rajoy sentado en la poltrona de La Moncloa; no quiero ser pesimista, pero mucho me temo que el nazional-catolicismo va a recobrar fuerzas, cosa que, por otra parte, nunca ha perdido.

Termino porque se me están "calentando las teclas" y no quiero exponerme a una querella; desgraciadamente no soy tan valiente como el Juez Garzón.

SCARPIA