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¡CON LO QUE SALE AHORA!

¡CON LO QUE SALE AHORA!

He leído esta mañana en el diario "Público" unas declaraciones de Su Eminencia el Cardenal Don Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid por una gracia del Vaticano, que si no fuese porque el tema es tan serio me hubiese "partido el pecho" de risa.

Resulta que todos los problemas que tenemos en la actualidad -paro, mala gestión económica, poca salida laboral para la juventud, familias que se quedan sin hogar al no poder pagar la hipoteca...- provienen nada menos que del "estado de sus almas". Según tan preclaro y santo varón los "indignados" deberían "mirarse hacia dentro" y se darían cuenta de que sus almas están vacías, que al no estar conectadas con la religión les están pasando esas cosas.

No voy a caer en el tópico de siempre: que si la Iglesia Católica ha estado -y está- del lado de los poderosos, que si muchos de los patronos (en puridad no se les puede llamar empresarios) que están despidiendo gente a mansalva -aunque tengan beneficios, como Telefónica- son todos muy buenos cristianos, que cumplen con los preceptos y ayudan a sostener a la Santa Madre con sus óbolos... no, no voy a hablarles de eso; voy a hacer una simple reflexión: si Jesús de Nazaret (a quien, según él representa) siempre predicó el amor al prójimo, la caridad, la modestia, ensalzó la pobreza -"no acumuléis tesoros en lugar donde puedan pudrirse"-, si le dijo a uno que quería ser su discípulo "vende todo lo que tienes, repártelo entre los pobres y sígueme", ¿por qué, en lugar de ponerse a hablarles a unas personas que ya están hartas de injusticias, no hace nada por apoyarles en sus justas reivindicaciones?

Creo, sinceramente, que éste sería un buen momento para que la Iglesia organizara una macro-manifestación en la Plaza de Colón, sitio habitual donde se reúnen para protestar cuando el Parlamento, legítimamente elegido, aprueba por mayoría una Ley que a ellos no les gusta; pienso que allí, o en cualquier otra parte, todos unidos, sin diferencias de credos ni ideales, podrían hacer más fuerza para que la actual situación político-económica no termine tragándose a España, que es lo que en realidad debería importar; todos juntos: católicos, ateos, protestantes, librepensadores, musulmanes, budistas, liberales, conservadores, socialistas, anarquistas, etc., creo que podríamos más que fragmentados. La Iglesia Católica, moralmente, está obligada a unirse a este movimiento.

Después de ésto, sólo me queda decirle a Su Eminencia que se mire él también "hacia dentro", pues tiene cara de tomar vinagre por las mañanas como penitencia por sus pecados, principalmente el de Soberbia.

SCARPIA

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