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SANTA INDIGNACIÓN

SANTA INDIGNACIÓN

Los obispos ‘pasan’ del Constitucional y ya presionan a Rajoy para “modificar” el matrimonio homosexual. elplural.com

Los Santos Varones de nuestra Santa Madre Iglesia, llenos de santo celo, urgen al legítimo Gobierno de la Nación para que modifique la Constitución de 1978 en lo relativo al conocido como matrimonio entre personas de un mismo sexo.

Admirable la prontitud de los Pastores del Santo Rebaño en urgir a quien corresponde una modificación de la Ley de Leyes y una aclaración rotunda y veraz de qué es lo que significa la tan mal empleada palabra. ¿Se puede llamar matrimonio a la unión civil de dos personas del mismo sexo sin que haya posibilidad de reproducirse, fin último del Sacramento? ¿Puede la católica España, Hija Predilecta de la Iglesia, consentir que dos personas vivan inmersas en el pecado nefando con la bendición y el beneplácito del Gobierno?

El propio Benedicto XVI, alarmado ante esta posibilidad, ha cursado instrucciones a los obispos de las diócesis españolas para que se opongan con todos los medios a su alcance, desde el púlpito hasta la prensa y la televisión, a tamaño desafuero. ¡No se puede consentir que se perjudique a la familia natural, formada por un hombre, una mujer y los hijos que Dios quiera concederles, en favor de personas que libremente han elegido vivir en pecado mortal!

Hasta aquí la parte oficial de la noticia: ¿no hubiese sido más lógico que las instrucciones emanadas del Santo Padre hubiesen ido en la dirección de concienciar al Gobierno para que ejerciera una verdadera justicia social, poniendo los medios necesarios para que nadie se viese abocado al paro, la miseria y el desahucio? ¿No podía haber ordenado a los obispos que se uniesen a las manifestaciones en protesta por los recortes sociales, demostrando así que están, efectivamente, del lado del débil?

Se culpa a la sociedad de haber abandonado a Dios: ¿no será ésta la que se siente abandonada por Él, dejándola en manos de patronos sin escrúpulos y una banca usurera? ¿Se pueden extrañar de que personas que hasta ayer mismo eran fieles creyentes hoy renieguen del mensaje evangélico? "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos los a los otros como yo os he amado". Según los Evangelios, estas palabras las pronunció Jesús poco antes de abandonar a sus discípulos; ¿Está segura la Santa Madre de que está cumpliendo ese mandamiento, o está más bien a favor del Poder, como ha hecho siempre en su historia? Esperemos que Dios, en su infinita misericordia, se lo tenga anotado en la partida del DEBE.

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