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CONCORDATO CON LA SANTA SEDE

CONCORDATO CON LA SANTA SEDE

Llevo desde hace varios años haciéndome las mismas preguntas: si, según la Constitución, aprobada en 1978, "ninguna confesión tendrá carácter oficial..." ¿por qué tenemos que seguir amarrados a la Iglesia Católica por un Concordato que se firmó por los años 52-53?

¿Por qué razón al llegar la Democracia (para unos más que para otros) no se procedió a la denuncia del citado tratado para adecuarlo a los nuevos aires que se respiraban en España? ¿Es que, aún con la Monarquía, se tenía miedo de una posible reacción de la Santa Madre al verse desposeída de los privilegios que había ostentado (y bastante) durante el nazional-catolicismo, en connivencia con ciertos sectores digamos "nostálgicos"?

Según la citada Constitución "nadie está obligado a declarar su confesión, sus ideas políticas, su opción sexual..." ¿por qué no se ha quitado ya de las declaraciones a Hacienda la "casilla de la Iglesia" o, en su defecto, poner otras que se puedan marcar para el sostenimiento del Budismo, el Islam, los Adventistas del Septimo Día, Testigos de Jehová... Creo que desde el año 1978 hasta ahora ha habido tiempo para corregir ese error, ¿no?

La Iglesia Católica, con la diplomacia que la caracteriza, quiere seguir teniéndolo todo "atado y bien atado" y no consiente, aunque lo haga a regañadientes, que nadie se salga del camino trazado por "su" Dios. Cada vez que a Herr Ratzinger se le ocurre (que es casi cada cuatro o cinco días) nos pone a los españoles a parir, tratándonos de "laicos radicales" y comparando los años de la II República con la paz que trajo el franquismo (la de los cementerios, claro); creo que debería ser declarado "persona non grata" mientras no cambie su discurso. Reclama libertad para que sus "ovejas" puedan seguir fiscalizándolo todo y hacer proselitismo, pero no consiente que  se alce una sola voz en contra: ¿qué libertad es esa?

 

                                 SCARPIA

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