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ACABAR CON LOS POBRES

ACABAR CON LOS POBRES

El obispo Munilla acusa al PSOE de “pretender acabar con los pobres” con el aborto elplural.es 28/05/2013.

Es, como mínimo, sorprendente, la actitud de algunos miembros de la Santa Madre Iglesia, como el señor Obispo con sus declaraciones, que más parecen efectuadas por un miembro de la Iglesia Tridentina que por alguien que vive en 2013.

A la campaña desatada contra el aborto libre en la cual se decía poco más o menos que había una conspiración internacional (que incluía a la ONU) para reducir la población mundial hay que añadir este nuevo desatino: nada menos que pretender acabar con los pobres.

¿Es consciente Su Excelencia Reverendísima de lo que ha dicho? ¿Es que acaso  insinúa que los supuestos contemplados en la actual Ley de interrupción del embarazo obligan a las mujeres a deshacerse del cigoto que albergan en su cuerpo? ¿Acaso las mujeres interrumpen su embarazo por capricho? ¿Por guardar la línea? Que se sepa tanto esa Ley como la que autoriza los matrimonios igualitarios no afecta para nada al normal desenvolvimiento de la vida familiar ni ciudadana. En los tiempos en los que el aborto estaba prohibido era público y notorio que las mujeres  que podían viajaban a Londres para deshacerse del hijo no deseado, e incluso algunas volvían a sus casas nuevas y a estrenar, como si nunca hubiesen conocido varón.

La Iglesia Católica, entre cuyos defectos se encuentra la hipocresía, miraba para otro lado cuando sus ovejas decidían no tener el hijo que estaban gestando, e incluso las justificaban. ¿Es más criminal abortar que permitir, en nombre de una Doctrina, que los ya nacidos no puedan vivir en una casa digna (derecho reconocido por la Constitución), ser alimentados por sus padres, ser educados con arreglo a las creencias y posibilidades de cada uno y estar vetidos?

La Santa Madre haría bien en no hacer la vista gorda ante los despidos indiscriminados, las familias sin recursos y los ancianos que son desalojados de sus casas y la larga serie de injusticias que están cometiendo incluso quienes se confiesan creyentes y apoyan a la Iglesia con sus aportaciones económicas. Que no considere más importante tener un hijo, incluso con una deformidad incapacitante, que el hecho de que una persona, en uso de su libertad, viva según le dicte su conciencia. Que de una vez por todas la Iglesia Católica tenga presente que, según la Constitución, "Ninguna confesión tendrá carácter estatal...".

 

                        SCARPIA

 

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