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UNA FECHA PARA OLVIDAR

UNA FECHA PARA OLVIDAR

Decía mi abuela materna, que era manchega y refranera, que "a los tontos, necios y porfiados, la mejor bofetada es ignorarlos"; en esta fecha, luctuosa para unos y de regocijo para otros, lo peor que se puede hacer es seguirles el juego a los nostálgicos con manifestaciones que lo único que hacen es mantener ardiendo la llama del franquismo.

¿Que los franco-fascistas quieren hacerles sendos funerales a José Antonio y Franco? Que se los hagan en buena hora, pero EN UNA IGLESIA Y EN PRIVADO; la Basílica de la Santa Cruz de Cuelgamuros debe quedar únicamente para el culto católico, pero no servir de Centro de Peregrinación de la ultraderecha, monopolizando asi, con la aquiescencia y complicidad de los frailes -en el fondo "francófilos"- un lugar que, aunque Franco se lo donara a la Iglesia, se construyó con dinero, trabajo y sangre de los prisioneros del bando perdedor, tenidos por republicanos cuando sólo se defendían del cruel golpe de estado que llevaron a cabo el Dictador y su camarilla (por cierto: según he sabido, Franco fué el último en unirse el alzamiento, demostrando ya desde un principio que sabía "nadar y guardar la ropa").

Si en el día de hoy se producen altercados no hay que culpar a nadie sino a las autoridades, que sabiendo el alto riesgo de alteraciones del orden público han autorizado las manifestaciones de ambos bandos -¿o es precisamente por eso?

En cuanto a la tontería de querer volar la cruz que preside el monumento, qué quieren que les diga; si se llevase a efecto (cosa que considero absurda) no haríamos más que darle la razón a Herr Ratzinger y sus acólitos, que se frotarían las manos de gusto. Nos parezca bien o no, esa Basílica, con cruz incluída, aunque se erigiese para conmemorar la victoria sobre "las hordas rojas", también nos sirve para recordar a los que cayeron defendiendo la legalidad y la libertad, y que fueron salvajemente asesinados.

Lo mejor que se puede hacer con fechas como ésta es dejarlas pasar en el más absoluto silencio, sin darles pretextos a los fascistas para que nos estén restregando a cada momeno por la cara la figura del Gran Dictador; si no les hacemos ni caso, ellos solos se irán aburriendo al ver que no consiguen provocarnos y terminarán por olvidarse del día de hoy, salvo los ultranostálgicos, de los que afortunadamente ya van quedando menos.


                                            SCARPIA 

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