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MULTADO DESPUES DE FUSILADO

MULTADO DESPUES DE FUSILADO

He leído esta mañana en el diario "El País" un artículo sobre la represión franquista en Guadalajara que, no por menos esperado, ha suscitado en mí una alta dosis de repugnancia; habla sobre un fusilado durante la "depuración" que llevaron a cabo los "buenos" sobre "las hordas marxistas" que, después de muerto, fue multado "por responsabilidades políticas" y, como la familia no tenía dinero para pagar, les embargaron la casa, poniéndolos "de patitas" en la calle, destrozándoles los colchones por si tenían dinero escondido y haciendo con la colcha de la madre un palio para el cura. Trata también sobre personas que escondieron a varios miembros de derecha, librándolos de una muerte segura y que, pese a los avales y recomendaciones de los beneficiados, fueron igualmente fusilados, elevándose el número de los asesinados a más de 6.000 personas, sin juicios ni "pantomimas".

Yo creía que en Málaga se había dado el mayor número de asesinados por los franquistas, pero, si descontamos los miles de personas que murieron en su huída por la "carretera de la muerte" (Málaga-Almería) fue poca cosa al lado de lo de Guadalajara; por lo menos aquí, torturas aparte, no llegaron a cortarle un pie a una joven y obligarla, sin cuidarse de cortar la hemorragia, a andar por la calle "a la pata coja", con su extremidad inferior en la mano.

Fue tanta la crueldad que emplearon los vencedores sobre una población civil e indefensa que el día 20, aniversario feliz de la muerte del Gran Dictador, cuando oí a un  fascista amenazar con "sacar de nuevo las escopetas a la calle", no pude evitar que un escalofrío me recorriese el cuerpo; por lo visto, todavía no han digerido que las cosas han cambiado -poco, pero lo han hecho- y que ya no pueden ser los "amos de la calle". A ese individuo tenían que detenerlo por amenazas y mandarlo un buen tiempo "a la sombra", a ver si así reflexionaba un poco.

Parece mentira que después del tiempo transcurrido desde la Guerra Incivil siga habiendo dos Españas: la de los prepotentes (Iglesia incluída) y la del resto de los ciudadanos; que todavía las palabras "rojo de mierda", "guarros" e "hijos de puta", igual que la de "fachas", sigan formando parte de nuestro pobre léxico a la hora de disentir.

Esperemos que la amenaza de ese ¿señor?, que dice ser "patriota y buen católico", de "sacar las escopetas a la calle" se quede en eso: en una bravuconería, porque si no, el golpe del 18-J del 36 iba a ser una reunión de Ursulinas comparado con lo que podría ocurrir ahora. Que "su" Dios nos coja confesados. Amén.

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