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LAS MALAS JUGADAS DE LA IMAGINACIÓN

Viendo los primeros planos del rostro de Herr Ratzinger, con ese flequillito que no se lleva desde la muerte de Lady Di, no tengo más remedio que imaginármelo con gorra de plato y una calavera encima de la visera; de todos los tocados que se ha probado, ése es el que mejor le cuadra; va a ser verdad eso de que "la cara es el espejo del alma". Si en vez de la mitra y el báculo de oro macizo (pobreza evangélica) llevase turbante, podría pasar por un Imán islamista, pues en intransigencia allá se van uno con otro.

De verdad que me ha dado "repelús" al verle la mirada, entre águila y buitre, que es donde verdaderamente se conoce a las personas, porque una sonrisa se puede fingir, pero una mirada no. Lo que aún me sigo -y seguiré- preguntando es lo que habría hecho el Jodierno si cualquier otro Jefe de Estado hubiese venido, con todos los gastos más que pagados, a insultarnos: ¿Lo hubiesen declarado persona "non grata", o se hubiesen bajado los pantalones, igual que han hecho con este "santo varón"? ¿Se hubiesen atrevido a decirle que leyese el Nuevo Testamento antes de abrir la boca, o  eso se queda sólo para los dictadorzuelos del tercer mundo?

Lo que tenía que hacer Herr Ratzinger es decirle a las Jerarquías Eclesiásticas españolas que de una buena vez pidan perdón, con verdadera humildad cristiana, por bendecir los crímenes perpetrados por los secuaces del franco-fascismo, ya que el Dictador se limitaba a poner el "enterado" y firmar todas las penas de muerte -cuando las había- que le ponían por delante, sin que le temblara el pulso. Cuando me enteré de que la pena de muerte de Blas Infante se había firmado en 1940, cuatro años después de que los falangistas lo asesinaran en agosto de 1936 en una carretera sevillana, no me lo podía creer (luego leí que en el certificado de muerte de García Lorca ponía que había fallecido "a consecuencia de heridas de guerra" [?]).

Confieso que en mi adolescencia quise ser sacerdote, pero cuando empecé a convivir con "la fauna" se me quitaron las tonterías de la cabeza. Hoy podría ser un hipócrita redomado más o estar desterrado en una misión de África o Sudamérica, que es a donde van a parar los "curas y monjas díscolos". Y hablando de misiones: ¿Para cuándo la canonización de la Madre Teresa de Calcuta, que SÍ dio la vida por sus creencias?

Pax vobiscum.

                                    SCARPIA 

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