"MEJOR UN PUTERO..."

No sin sorpresa he leído en el diario "El País" la tibieza con que el Vaticano ha abordado el tema de las escandalosas fiestas de "Il Duce" Berlusconi -quizá porque al haber menores no eran tan moralmente condenables- pero lo que me ha dejado estupefacto es la frase del "santo varón" ligado al Opus Dei en la que dice que "siempre es mejor tener a un putero que hace buenas leyes que a un catolicísimo...".

¿La opinión de este ¿señor? no es más radical que el presunto laicismo de España? ¿Por qué Herr Ratzinger nos ataca tan frontalmente, cuando aquí -que se sepa- no se ha dado ese tipo de escándalos y se muestra tan "prudente" a la hora de enjuiciar la labor política y moral que un gobernante que, para más INRI, se supone que es "ultracatólico"?

Creo, firmemente, que en el Vaticano tienen dos varas de medir: una, la relativa a las costumbres públicas de los gobernantes católicos -e "Il Duce" Berlusconi es uno de ellos- que dejan mucho que desear en el terreno moral, pero que mantienen una estrecha relación con la política vaticanista, y otra para los países que, como el nuestro, lo que reclama es su derecho a no sentirse atrapado en la "tela de araña" de la Iglesia Católica, cuyo apego al poder es más fuerte aún que sus convicciones religiosas (si es que las tienen).

¿Qué hubiese dicho Herr Ratzinger si en España se hubiesen dado ese tipo de escándalos públicos? Si ahora llama a la "reconquista de España", mediante una "reevangelización" -espero que no sea "manu militari", como en los años 40 del pasado siglo- en el caso de haberse producido alguno de esos graves hechos "en el seno del Gobierno" (de ¿izquierdas? y todo eso) ¿hubiese llamado directamente a la insurreción militar, con el pretexto de una II Cruzada Nacional de Liberación, como si la I no hubiese costado ya bastante sangre y odio?

Jamás me opondré a que la Iglesia tenga toda la libertad que quiera para difundir su Doctrina, pues estamos en un país ¿libre?, pero la criticaré siempre que quiera "sacar los pies del plato" y saltarse a la torera las normas democráticas. Su Reino, afortunadamente, no es de este mundo, por mucho que quieran aferrarse al poder como las lapas a las rocas.

 

                 SCARPIA