CASUALIDADES

Me acuerdo -uno ya tiene "una edad"- de que en tiempos del franquismo (aciagos para la mayoría de los españoles) cada vez que había problemas laborales o huelgas se organizaban "manifestaciones espontáneas" que al grito de "¡Gibraltar, español!" recorrían las calles de las ciudades concentrándose, indefectiblemente, ante la Embajada y Consulados del Reino Unido desde donde, después de dar los gritos de rigor, cada uno volvía a su casa satisfecho y pensando que había hecho historia.

 Ésto viene a cuento de que cada vez que Mohamed VI -y antes su padre (que arda en los infiernos) Hassan II- tiene problemas en su país organiza unas concentraciones anti-españolas en las fronteras de Ceuta y Melilla (que eran españolas antes de que al primer bereber se le ocurriera nacer) y las demás ciudades importantes de Marruecos, llegando incluso a amenazar con cortar el suministro de agua, que acaban, como por encanto, en cuanto el Jodierno de aquí -del partido que sea- "afloja la mosca"; entonces todo son buenas palabras, buen rollito, llamadas a la hermandad... hasta que vuelve a tener problemas (el Reino alauita no es precisamente un oasis de paz, democracia, justicia, libertad y derechos civiles) y vuelven a las andadas.

No suelo ser mal pensado pero... ¿No nos tendrá cogidos el sátrapa marroquí -en el peor sentido de la palabra- por "salvas sean las partes" para que aquí no se diga ni pío ante sus constantes bravuconadas? ¿No será (digo yo) que por muy "hermano" de D. Juan Carlos que sea tiene un naipe en la manga que amenaza con sacar y por eso están todos callados como una.............momia?

Cada vez que sale un ministro (el que sea) en la "caja tonta" diciendo que hay que templar gaitas, no darle a las cosas más importancia de la que tienen, dejar que la diplomacia QUE LO ESTÁ HACIENDO MUY BIEN siga su curso, etc. me dan ganas de meter la mano por la pantalla, cogerle del cuello y preguntarle que cuándo va a pegar el Presidente un puñetazo en la mesa y va a decir "¡hasta aquí hemos llegado!" a la voz de ¡YA!...

 

                                                           SCARPIA